¿Y si cambias «tengo que» por «elijo»?

Los «tengo que» van asociados a la obligación y a estar haciendo lo que uno debe en lugar de lo que uno realmente elige. Porque, claro, «si no lo hago, no es lo correcto”.
 Tu vida está cargada de ellos, unas veces autoimpuestos, otros son fruto de las imposiciones que sientes que hacen los demás sobre ti.

Son palabras que frecuentemente se asocian a consecuencias negativas y a sentir que te estás fallando o estás fallando a alguien si no lo haces. Y esto, inevitablemente, abre las puertas de una emoción básica: la culpa.

Una culpa que va de la mano del miedo: miedo a no hacer lo correcto, miedo a no ser suficiente, miedo a no hacer lo que esperan de mí, miedo a…

Los has automatizado hasta tal punto que, créeme (o mejor aún, no me creas: obsérvalo y me cuentas) si te digo que ocupan un espacio grande en tu diálogo y de una forma más habitual de la que piensas. Es una de esas cosas que has interiorizado y escuchado tanto que, o te propones cazarlo, o pasará desapercibida.

Si ocupan espacio en tu diálogo, lo hacen en tu vida, en tus pensamientos, en tu energía y, como no puede ser de otro modo, en tus emociones.

Juega a detectar los «tengo que» durante un día. Te sorprenderás. Y, tal y como hago con todas las personas a las que guío para que se liberen de cargas innecesarias, te propongo una herramienta de esas que gustan por ser fáciles, sencillas y, sobre todo, ajustadas a un mundo real. ¡Me apasionan los pequeños cambios que liberan emociones y que puedes poner en práctica tan pronto lo desees!

Guiarte sobre cómo relacionarte bien contigo es para mí trabajo diario una prioridad. Esta habilidad se proyectará irremediablemente en tus emociones. Te regalo una de las múltiples herramientas para filtrar la sensación de tener una carga pesada en tu día a día.

Por ejemplo:

Recuerda, no tienes que hacer este ejercicio. Puedes elegirlo o no elegirlo. Si lo eliges es para algo y si no lo eliges, también.

Estoy a tu lado.

¡A vivir brillando! ✨