¿Tienes la sensación de que lo que vives o haces no es suficiente? ¿Sientes que tienes lo necesario para ser feliz, pero te falta algo para sentir satisfacción con tu vida?
Seguro que ya te has dado cuenta, estoy hablando de la trampa del perfeccionismo.
Primero te debo decir que no hay que demonizarlo. Es un patrón que (sin darte cuenta) se ha visto reforzado y mantenido dentro de ti a lo largo del tiempo porque está presente en muchas de las cosas que has logrado en tu vida y de las que seguro sientes mucho orgullo. Probablemente tu perseverancia existe gracias a este enfoque, al igual que muchos de tus éxitos personales / profesionales.
El (demasiado) perfeccionismo, disfrazado de buscar lo mejor de ti, para ti y para los demás, es del que te vengo a hablar en este post.
Digo disfrazado porque en el interior de lo visible, hay multitud de retos invisibles que interfieren en el bienestar emocional de las personas que conviven con esta forma de ver el mundo. Y que, inevitablemente, marcan la relación con ellas mismas, con los demás y con sus vivencias.
Estas son algunas de las características que trabajo con aquellas personas que desean liberarse del estrés emocional asociado:
- Tendencia a la preocupación y necesidad de control.
- Baja tolerancia a la incertidumbre.
- Pensamiento extremo: lo que te sucede /hacen o está todo bien y perfecto o ya no vale nada.
- Autoexigencia y autocrítica.
- Insatisfacción. Sensación de no estar a la altura o que lo que se vive no es suficiente.
- Le dan mucha importancia al resultado. Algo así como: si lo he logrado soy una persona valiosa, sino no lo soy.
- Tendencia a priorizar las necesidades de los demás y dificultades para establecer límites.
- Enfocan a lo que les falta (a lo que no son, no tienen o no les sucede) en lugar de a lo que sí tienen presente en su vida; o, en el caso de que sí lo hagan, lo piensan, pero no lo sienten del mismo modo que lo anterior.
- Riesgo de experimentar malestar emocional. Les acompañan multitud de emociones a gestionar que se irán activando / desactivando en función de cómo se gestione la auto-exigencia.
- Son muchas las personas a las que el perfeccionismo les acarrea sentimiento de culpa, ansiedad/miedo, frustración / irritabilidad o tristeza.
Te pregunto: ¿La perfección existe? ¿Te atreves a desafiar este modo de ver el mundo y aprender a gestionar todas y cada unas de las emociones que te provoca? ¿Y qué me dices de aprender a acallar el ruido mental que conlleva? ¿Qué tal si aprendemos a activarlo cuando nos beneficie y gestionarlo /desactivarlo cuando te juega en contra?
Te mereces ser una persona libre, no perfecta.
¡A vivir brillando!